Opinión

Domésticas en RD

POR NARCISO ISA CONDE.- El trabajo doméstico remunerado está sobre el tapete de la política pública del Estado dominicano. Ha surgido a propósito del compromiso gubernamental de cumplir con la creación de condiciones para la implementación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Importa a nuestra sociedad observar la realidad de este trabajo frente al cual las leyes y las estructuras de la sociedad han dado históricamente la espalda. Esto sólo tendría valor si se aborda en toda su profundidad y extensión.

Hay en el país, según la ONE, más de 200 mil personas dedicadas al trabajo en casas de familia, el 92 por ciento son mujeres, a quienes se asignan las tareas de lavar, cocinar, fregar y cuidar niñas, niños, personas ancianas, enfermas o con alguna discapacidad, precisamente por su condición de mujeres.

Medidas consecuentes para servicio doméstico
El trabajo en los hogares tiene altísimo valor social, ha sido históricamente menospreciado y estigmatizado. Es precisamente el trabajo que se prefigura “de mujeres y para mujeres”, por lo cual no se cumple con los requisitos mínimos del trabajo remunerado, sin horario fijo ni salario mínimo, y en muchos casos sin las condiciones imprescindibles de un contrato laboral. Es un trabajo asalariado entendido como informal.

La relación entre visión patriarcal del trabajo de las mujeres y un capitalismo cada vez más voraz, conforma el hilo conductor que ha fomentado el mantenimiento de relaciones laborales precapitalistas para los contratos en el servicio doméstico pagado.

De ahí la desigualdad de este trabajo con cualquier otro, de manera particular frente al ejercicio de derechos. ¿Cuánto vale la alimentación, atención y cuido en el espacio de la casa? Si de precios estuviésemos hablando, debería ser el mejor pagado, y el más protegido.

Son inaceptables: jornadas de más de 8 horas; ausencia del sistema de seguridad social plena, vacaciones pagadas, y remuneración en función de la cantidad y calidad del trabajo, así como del ámbito, condiciones e ingresos del hogar.
El problema sin embargo es mucho más profundo, requiere de investigaciones consistentes y respuestas integrales frente al dramático cuadro que hoy presenta este importante grupo de trabajadoras. Por el momento es necesario iniciar con la aplicación de medidas consecuentes referidas a horario, salario y condiciones de seguridad social plena.

Redacción

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